Se abre fuego en la última entrega de La Hora del Piquis-Lavi: Javier Nicolás hace honor a su fama.
Javier Nicolas
En la ultima entrega de La Hora del Piquis-Lavi, el inconfundible Enrique Carlos Fernández nos trajo una entrevista que, sin lugar a dudas, quedará marcada con fuego en los anales de Radio XD. El invitado no era otro que el inmenso intelectual, erudito y profundamente elocuente Javier Nicolás, historiador barcelonés nacido en 1960, doctorado por la Universidad Autónoma y reputado investigador del Tercer Reich, tema que él mismo define como “la pasión de su vida y la gran tragedia del mundo moderno”.
Con un dominio envidiable de varias lenguas y una dedicación férrea a la investigación histórica, Javier Nicolás fue presentado por Enrique como un sabio de las sombras del siglo XX, aunque esa cordialidad inicial no impidió que la entrevista se convirtiera en una montaña rusa emocional, ideológica y de interpretaciones dispares. Las tensiones entre entrevistador y entrevistado no se hicieron esperar, pero lejos de eclipsar el diálogo, le imprimieron una intensidad casi teatral que mantuvo a la audiencia pegada a los altavoces.
Javier Nicolás comenzó hablando de su primer libro sobre la Juventud Hitleriana, un texto considerado de lectura obligatoria entre los jóvenes que se introduzcan en el estudio del período Nacional Socialista. La profundización en esta materia fue para nuestro protagonista de hoy la primera linterna para explorar los túneles de una historia deliberadamente sepultada. Su trayectoria ideológica, como él mismo compartió con desarmante sinceridad, empezó en las lindes del anarquismo y el socialismo científico, pero acabó derivando hacia el nacionalsocialismo, una conversión calificada como su "renacimiento intelectual".
Durante la entrevista, se abordó el siempre espinoso tema del revisionismo histórico. Javier Nicolás, con su habitual tono mesurado pero firme, dejó claro que su trabajo no pretende transgredir las leyes ni desmontar falacias tan obvias que se sostienen por inercia ideológica. Su enfoque, aseguró, ha sido siempre iluminar aspectos menos sensacionalistas pero esenciales para comprender la magnitud cultural, científica y política del Tercer Reich.
Uno de los momentos más intensos de la velada surgió cuando se abordó el tema de la Ahnenerbe, la controvertida organización científica del Régimen. Javier Nicolás intentó desmitificarla, desligándola de las leyendas sobre ovnis, esoterismo y rituales arcanos. La Ahnenerbe no fue una secta de magos, sino una institución científica que merece un análisis serio. La discrepancia con Enrique Carlos Fernández fue clara, pero no degeneró en conflicto abierto: ambos retomaron las riendas del diálogo para mantenerlo dentro del terreno del razonamiento.
Sin embargo, la calma fue breve. Nuevas fricciones surgieron al discutir lo que Javier Nicolás calificó como mitología delirante que rodea muchas interpretaciones del NS, defendiendo en su lugar explicaciones empíricas y técnicas basadas simplemente en gráficos matemáticos y análisis socioeconómicos. Rechazó rotundamente lo que podría calificarse como “metafísica barata” posicionándose en la búsqueda de explicaciones del “inmenso triunfo técnico y cultural” del Tercer Reich ciñéndose a las fuentes constatables.
En un giro que dejó a más de uno conteniendo la respiración, Javier Nicolás reflexionó sobre la situación del pueblo alemán tras la Segunda Guerra Mundial. Habló, sin tapujos, de planes de esterilización, violaciones sistemáticas y represión cultural, condenando la demonización del Volkgeist alemán y pidiendo una visión más analítica hacia una nación aún marcada por la culpa impuesta. Fue, sin duda, uno de los pasajes más controvertidos y emocionalmente cargados de la entrevista.
Y cuando parecía que la cosa no podía tensarse más, Enrique Carlos Fernández formuló una premisa que parecía insinuar agravio, al comentar la necesidad de evitar los temas verdaderamente peligrosos por miedo a las consecuencias legales. La respuesta de Javier Nicolás fue tajante afirmando que El Tercer Reich es tan inmensamente rico en historia que no necesita centrarme en lo escabroso. Prefiere construir, no caer preso por buscar la verdad en rincones donde solo crece la desesperanza.
La entrevista terminó con ambos hombres intercambiando visiones sobre la actualidad, geopolítica y sus propias experiencias personales, dejando un poso de respeto mutuo que solo puede nacer del choque honesto entre dos intelectos firmes.
En opinión de quien escribe estas lineas, la entrevista no fue una cuestión de intrascendencia, fue una clase magistral, un duelo ideológico de alto voltaje. La Hora del Piquis Lavi se superó a sí misma, y Javier Nicolás, guste o no, dejó claro que sus posturas no son fruto de la irreflexión o de la mera formación de opinión personal sino que son auténtica cátedra profundamente documentada.
¡Nos escuchamos en la próxima hora del piquis lavi, donde lo impensable se vuelve conversación!
La Hora del Piquis Lavi