Ricardo Ferris a Juicio: Cuando la Ley se Convierte en Mordaza
En la última entrega del podcast "Seguridad sin complejos" de Radio XD, el excomisario Ricardo Ferris se sienta frente al micrófono para hablar, con voz firme y sin titubeos, sobre uno de los episodios más impactantes de su vida profesional: el juicio por delito de odio que ha enfrentado recientemente. Lo hace con serenidad, pero también con contundencia. Consciente de que su caso no es uno más, sino parte de una tendencia cada vez más preocupante en el panorama legal y político de España: la criminalización de la opinión y la persecución ideológica.
Una ley “antinatural” y el artículo 510 como herramienta de censura
Ferris no duda en calificar el artículo 510 del Código Penal —el que regula los delitos de odio— como una “checa jurídica”, un mecanismo que, bajo el paraguas de la “libertad y la democracia”, se utiliza para silenciar toda disidencia con respecto al régimen político y su sistema de valores impuesto. Desde su perspectiva, este artículo ha dejado de ser una herramienta jurídica legítima y se ha convertido en un instrumento de represión política.
Solidarizándose con otros patriotas que han sido procesados bajo este artículo, Ferris comparte su vivencia personal, marcada por su condición de servidor público y su larga trayectoria en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Su juicio no solo lo afecta a él; es, según afirma, un mensaje de advertencia para todos aquellos profesionales en activo que conocen de primera mano la situación de la criminalidad en España, pero que callan por miedo a represalias.
Un juicio surrealista: entre ONG africanas y una fiscal polémica
Durante el podcast, Ferris no escatima en calificativos al referirse a la Fiscalía de Delitos de Odio, una institución que compara con el Ministerio de la Verdad de Orwell. La crítica más dura va dirigida contra la fiscal Susana Gisbert, de quien se sabe que su motivación al actuar se rige más por ideología que por fundamentos jurídicos. Ferris apunta certeramente, que Gisbert ha hecho pública su militancia en grupos de extrema izquierda, incluso siendo propuesta en 2017 como candidata al Tribunal Constitucional por Podemos y Compromís violando los principios fundamentales de legalidad e imparcialidad a la que -se supone- deben estar sujetos los integrantes del Poder Judicial
La acusa de ejercer una justicia “mafiosa”, basada en pactos con los acusados fruto del miedo y de una práctica jurídica cuestionable. En su caso, sin embargo, no logró que Ferris aceptara un acuerdo. Lo llevó a juicio, donde la acusación incluyó a más de 30 ONG, muchas de ellas de origen africano, cuyos representantes cometieron errores técnicos graves y, según se relató, ni siquiera habían escuchado las declaraciones que motivaron el proceso.
Entre los testimonios, un camerunés y una mujer colombiana afirmaron que sus hijos se sintieron discriminados por las declaraciones de Ferris, pese a que —según el excomisario— hay denuncias constantes, tanto de vecinos autóctonos como inmigrantes, sobre el aumento de la inseguridad en barrios como El Cabanyal o El Riu Sec de Valencia.
La defensa: datos, peritajes y 40 años de experiencia
La defensa de Ferris, encabezada por el abogado Juan Carlos Navarro, se centró en demostrar dos cosas: la veracidad de los datos mencionados por Ferris y la ausencia de animadversión personal hacia los inmigrantes. Para ello, se presentó un informe elaborado por un perito psicólogo de más de 300 páginas, en el que se descartaba toda intención de incitación al odio y se destacaba la finalidad pedagógica y técnica de sus declaraciones.
Uno de los momentos clave del juicio fue la intervención de un comisario, por videoconferencia, que confirmó la existencia de estadísticas oficiales según las cuales el 76% de los delitos en ciertos barrios eran cometidos por inmigrantes. Estos datos, según la defensa, demuestran que Ferris no mintió ni manipuló información, sino que se limitó a exponer una realidad objetiva.
El juicio: entre el apoyo popular y la esperanza de justicia
El día del juicio, más de un centenar de personas acudieron a los juzgados a mostrar su apoyo a Ferris. Lo que podría haber sido una sala cerrada y fría se convirtió en un acto de respaldo popular, algo que el excomisario agradece profundamente. Por azares del destino —o, como él dice, por un “milagro”— el tribunal que acabó juzgando su caso fue un tribunal alternativo, con un perfil técnico y profesional que permitió un desarrollo más garantista del proceso.
En su alegato final, Ferris habló desde la experiencia y la convicción que le da una carrera de más de cuatro décadas en el cuerpo. Aseguró que su objetivo nunca ha sido incitar a la violencia, sino al compromiso ciudadano, a que la población no se mantenga pasiva ante la realidad que vive.
El cierre del episodio: Mercedes Pía y la defensa del pensamiento libre
Tras la exposición de Ferris, intervino por llamada telefónica Mercedes Pía, abogada, amiga personal del excomisario y la responsable de recomendar el peritaje psicológico. En su intervención, calificó el juicio como “muy bonito” en términos jurídicos y destacó la actuación de los magistrados como “ecuánime y respetuosa”. Elogió también la labor de Navarro como abogado defensor y criticó duramente el desempeño de la fiscal Gisbert, a quien describió como impulsada por una motivación más ideológica que profesional.
Mercedes concluyó que el proceso judicial contra Ferris no es más que un intento de reducir el discurso libre y limitar el pensamiento crítico, un juicio que —más allá del resultado— ya ha despertado conciencias.
El testimonio de Ricardo Ferris en Seguridad sin complejos es, más que una crónica judicial, una denuncia política. Un llamado de atención sobre cómo ciertas leyes pueden ser utilizadas no para proteger a las minorías o garantizar la convivencia, sino para perseguir ideas y sofocar voces incómodas. Independientemente de la opinión que se tenga sobre sus declaraciones, el juicio contra Ferris abre un debate imprescindible sobre los límites de la libertad de expresión, el uso ideológico del derecho penal y el papel que la justicia debe (o no debe) jugar en una democracia madura.
En este juicio vergonzoso contra Ferris no es solo su futuro profesional lo que está en juego, sino el derecho de todos a decir lo que piensan sin miedo a represalias.
Desde Radio XD no solo suscribimos las palabras y actuación de Ricardo Ferris sino que apoyamos profundamente la gran labor que lleva a cabo, con la valentía y determinación de los mejores.
Seguridad Sin Complejos